Estatutos de La Experiencia Alvernia
1. Base inspiracional
El punto de referencia en el diseño y realización tanto de la Experiencia Alvernia Juvenil, Matrimonial y Familiar es la figura de San Francisco De Asís (1182-1226), que pertenece al patrimonio de la vida y santidad de La Iglesia.
La experiencia de San Francisco de Asís nos ofrece un itinerario, como nos enseña San Buenaventura, de la mente a Dios. Esto es: un camino de encuentro con el Señor a través de varias mediaciones. Esta experiencia de encuentro con Dios vivida por San Francisco, se convierte para nosotros en una escuela de vida con Dios, pues en ella tenemos un contexto histórico y cultural donde el tema de su tiempo era la búsqueda de fortuna y fama al mismo tiempo que la Iglesia "amenazaba ruina".
En la figura joven de San Francisco nos encontramos una experiencia cercana a nosotros: el ambiente de juventud con sus temores y esperanzas, con sus ilusiones y retos; el ambiente de una sociedad en plena transformación cultural; el ambiente y relaciones familiares: la discrepancia entre los intereses paternos y los ideales del hijo, el apoyo y escucha comprensiva de su madre, los amigos y las fiestas, la lucha entre ricos y pobres, la búsqueda del sentido de la vida y el encuentro con el Cristo de San Damián, el enfrentamiento de Francisco con su padre, su desnudamiento a la vista del pueblo y su entrega en manos de la Iglesia, en donde encuentra la garantía de que su llamado era auténtico y no una vana ilusión. La desnudez de Francisco nos expresa el despojamiento de todo cuanto nos pueda atar a este mundo; el don de los hermanos, la experiencia en la Montaña del Alvernia donde Francisco pudo encontrar "el amor amado" y desde entonces no sólo su cuerpo físico, sino el cuerpo de su orden religiosa como consecuencia de ser el Cuerpo místico de Cristo, en él que quedamos estigmatizados con las señales del Serafín Crucificado.
Pues bien, esto mismo nos ha servido de base inspiracional para ir al encuentro de los jóvenes, de los matrimonios y de las familias y realizar lo que hoy nuestra Iglesia nos está pidiendo: "la Nueva Evangelización", que sea nueva en su ardor, nueva en sus métodos y nueva en su expresión; Que entregue el mensaje del Evangelio del único Señor y Salvador Jesucristo que es el mismo de ayer, hoy y para siempre (Heb, 13.8).
Por tanto, la vivencia de las Experiencias juveniles, matrimoniales y familiares denominada: EXPERIENCIA ALVERNIA son inseparables, pues se complementan no solo por la diversidad de expresión y forma de anunciar el Evangelio a los jóvenes, a los matrimonios y a las familias, sino también en la recepción del mensaje y el servicio del laico joven, casado y en familia en la tarea de realizar la evangelización del joven por el joven, de los matrimonios por los matrimonios y de las familias por las familias, con la asesoría y en colaboración solidaria y corresponsable con nuestros pastores en orden al cumplimiento de la misión que Cristo le ha señalado a la Iglesia en el mundo de ayer, de hoy y de siempre y que San Francisco de Asís, al final de sus días, nos lo recuerda cuando dice: "Yo he cumplido con mi misión, que Cristo les enseñe a ustedes a cumplir la suya" (LM XIV, 3).
2. Ahora bien ¿Qué son las Experiencias Alvernia?
La Experiencia Alvernia Juvenil, la Experiencia Alvernia Matrimonial y la Experiencia Alvernia Familiar, es una acción pastoral y evangelizadora que intenta renovar el ambiente cristiano de la juventud, de los matrimonios sacramentados y de las familias y a través de esta triple acción de la Iglesia, evangelizar nuestras estructuras sociales y culturales de nuestro tiempo.
Esta Experiencia Alvernia en sus tres dimensiones quiere ser un servicio y expresión de la Pastoral Juvenil y Familiar, asesorados por nuestros sacerdotes e insertos como laicos comprometidos al servicio de nuestra comunidad parroquial en la diócesis, siempre disponibles a los señores Obispos y Párrocos.
Más que un movimiento, es una fraternidad juvenil, matrimonial y familiar, cuya finalidad es colaborar en la evangelización por medio de la Experiencia Alvernia como instrumento de servicio a la Pastoral Juvenil y Familiar.
El término "Experiencia" significa: vivencia, encuentro, escucha, aceptación, conversión y compartir con los demás el tesoro escondido y encontrado que es la gracia del Evangelio, el don de la fe, para ir a dar testimonio a través del mejor de los medios que hemos recibido; la amistad, como expresión del mandato de Cristo: "vayan y evangelicen" y "ámense unos a otros como Yo los he amado. No hay amor más grande que dar la vida por un amigo" (cfr. Mt 28, 19-20; Mc 16,15; Jn 15,11-17).
El nombre "Alvernia" significa no solamente el nombre de un lugar geográfico donde San Francisco de Asís vivió su encuentro con el Serafín, sino que es una referencia que también dejará impresa en el corazón de los que vivan esa experiencia, un estigma que los identificará como portadores de un testimonio, de un mensaje, de una experiencia para compartir con los demás, buscando la gloria del Señor.
Por tanto, la Experiencia Alvernia es una vivencia en oración, en el estudio para la acción apostólica como participación comprometida del laico en la Iglesia.
Ahora bien, este encuentro con Jesús no se agota en la Experiencia Alvernia, sino que sé continúa en un proceso de crecimiento y de maduración en la fe. Tiene sentido como una expresión de la Pastoral Juvenil y Familiar al servicio de una Iglesia particular.
La EN 72 enseña que "es necesario que los jóvenes y matrimonios (familias) bien formados en la fe y arraigados en la oración, se conviertan en los apóstoles de la familia y de la juventud" (cfr. Chritifidelis laici).
La Experiencia Alvernia recoge este reto, lo hace suyo y quiere entrar en la dinámica: "Evangelizado-Evangelizador". El joven, el matrimonio y la familia que han vivido una Experiencia Alvernia, se convierten en testimonio y prueba de que aceptar a Cristo como Camino, Verdad y Vida, sí llena las más altas y profundas necesidades y aspiraciones del corazón del ser humano. Porque "evangelizar no es para nadie un acto individual y aislado, sino Profundamente eclesial"
¿Cómo vivir ese reto?
Teniendo conciencia que participamos con toda la iglesia, y no al margen de ella, ni siquiera yuxtapuestos, si no definitivamente como parte de la misma Iglesia en su acción propia. Esta acción la viven todos los alvernistas, en concreto, en cada una de las comunidades parroquiales en donde estemos insertos.
Integrándonos a la Pastoral Juvenil y Familiar, precisamente en el nivel correcto que nuestra propia realidad diocesana nos lo pide. En efecto, donde no existe la Pastoral Juvenil y Familiar organizada, los alvernistas debemos ser germen creativo que favorezca esas pastorales; donde ya estén organizadas, los alvernistas hemos de comprometernos a dinamizar este proceso; nuestro cristianismo no es ni debe de ser una élite, sino la expresión de la comunión y participación de la comunidad.
3. El ser y que hacer del Alvernista
El servicio específico de la Experiencia Alvernia a la Pastoral Juvenil y Familiar Diocesana, es la Experiencia Alvernia como instrumento de evangelización: ese es nuestro tesoro, nuestra perla preciosa que hemos recibido como un don del Señor.
Ahora bien, toda Experiencia Alvernia debe planearse y realizarse dentro de un plan orgánico, pastoral, parroquial y diocesano. Por lo que no deben realizarse tan solo por un motivo personal. La Experiencia Alvernia debe tener su razón de ser muy clara. Por eso, realizar una Experiencia Alvernia que no tenga sentido en la vida de una comunidad parroquial diocesana, no tiene razón de ser: no se debe realizar.
Por eso, el ser de la comunidad promotora de Experiencia Alvernia, consiste en ser una acción evangelizadora en, con y para la Iglesia.
El Alvernista realiza su quehacer en tres etapas que se consideran necesarias para vivir un verdadero proceso evangelizador de los jóvenes, matrimonios y familias:
1.- Los Pre-Alvernias: constituyen el inicio de la evangelización del joven, el matrimonio y la familia. Es la etapa en la que se prepara a los candidatos para vivir una experiencia de encuentro personal y comunitario con Dios. Es aquí donde se inicia o se fortalece una actitud de inquietud y un espíritu de búsqueda de Dios.
2.- La Experiencia Alvernia: es el momento en que se da el anuncio kerigmático, la Buena Nueva, que, en Jesucristo muerto y resucitado, se ofrece la Salvación, como don de la gracia y misericordia de Dios: es un encuentro fuerte con Dios y con los hermanos.
3.-El Post-Alvernia: es la etapa en la cual se brinda a los alvernistas los elementos necesarios para garantizar el crecimiento y la perseverancia dentro de la vida cristiana, a fin de que se integren y se comprometan los alvernistas con la Iglesia al servicio de los demás.
Cada una de estas etapas son importantes. Por tanto, si no llevan una estrecha relación entre sí, o se omite una de ellas, difícilmente habrá una respuesta efectiva, de acuerdo a lo que está pidiendo en concreto cada una de las realidades específicas donde se encuentre trabajando el Alvernista.
Hay que dejar bien claro que para la fraternidad promotora, la Experiencia Alvernia constituye el momento esencial de la proclamación de la salvación en Cristo por la gracia. Esta proclamación del kerigma es la base, centro y cúlmen del proceso evangelizador. Por tanto la Experiencia Alvernia es la forma específica con la cual estamos integrados a la Pastoral Juvenil y Familiar aportando un servicio comprometido de fe.
La Experiencia Alvernia constituye el momento evangelizador por excelencia, que exige una respuesta personal a Jesucristo, que nos conduce al amor del Padre por el Espíritu Santo. Se vive una experiencia comunitaria que abre a los jóvenes, matrimonios y familias al compromiso en su dimensión interior, interpersonal, familiar y social.
La Experiencia Alvernia, no es ni una bonita convivencia, ni un buen rato, ni una ocasión para descansar, no es ocasión para conocer nuevos amigos y pasarla bien.
Es dar testimonio de la obra de Cristo en nuestra propia vida, para que otros también se abran a la comunicación y al diálogo, a la renovación de nuestras relaciones con los demás y con Dios. Por tanto, la Experiencia Alvernia:
+ Debe hacer que los candidatos quieran: "Buscar la verdad sobre Jesucristo, la verdad sobre la Iglesia, la verdad sobre el hombre" (*). Esto es, que sepan a lo que han venido al ser invitados a vivir una Experiencia Alvernia.
+ Debe proclamar clara y explícitamente la salvación que Cristo ofrece a todo hombre, uniendo a esto el testimonio de "un cristianismo cotidiano", esta proclamación suscita la fe y pide una respuesta de adhesión personal a Cristo, mediante la conversión. Hay que dejar claro, que solo en Cristo, Dios nos ha revelado la plenitud de su amor personal y de su plan salvífico.
+ Debe hacer que los alvernistas participen de la misma vida con Dios. Esta es su vocación más sublime y el cúlmen de la evangelización. Debe marcar fuertemente al alvernista con la palabra. Debe vivirse como una verdadera experiencia de Dios, que es al mismo tiempo: una experiencia de encuentro consigo mismo y con los demás.
Ahora bien, tenemos que pensar con actitud abierta que la Experiencia Alvernia es uno de los muchos caminos de encuentro con Dios que existen dentro de la Pastoral Juvenil y Familiar. Este es un compromiso, un camino válido. La Experiencia Alvernia sí es capaz de conducir al encuentro con Dios y con los demás contribuyendo así a la edificación de la Iglesia.
(*) cfr. Juan Pablo II, Discurso Inaugural, Puebla, 28 Enero 1979
4. La Experiencia Alvernia debe ayudar a que los candidatos:
Descubran a Dios, quien ha creado al ser humano y lo ha hecho responsable de la vida. Descubran que el hombre y la mujer de esperanza y con capacidad creativa, son el resultado de la reflexión y la meditación de la palabra de Dios, la cual los proyecta a una verdadera oración personal y comunitaria. Se encaminan así, hacia la resurrección como plenitud de la liberación que buscan.
Descubran el sentido y la riqueza de la Eucaristía, participando en ella convencidos. Que hagan un "alto en su camino" y reflexionen sobre el sentido y dirección de sus vidas, para encontrarse con su propia realidad.
Que se descubran como seres dignos, únicos, irrepetibles e insustituibles, como centro y cúspide de la creación.
Que se descubran responsables del camino que pueden elegir para sus vidas, viviendo el llamado a la plenitud que les hace Dios, su Padre, en sus tres dimensiones: personal, social y trascendente.
Es conveniente que quiénes estamos comprometidos en la promoción de las Experiencias Alvernia no olvidemos que:
1.- La Experiencia Alvernia no asocia necesariamente a todos los que la viven. Estrictamente hablando, el equipo o fraternidad promotora de la Experiencia Alvernia no trata de hacerse de miembros. Motiva a los alvernistas y los orienta a su integración o a continuar su militancia en los diferentes grupos o movimientos de Iglesia, juveniles o matrimoniales, para seguir siendo fermento y dinamismo de las pastorales diocesanas.
La persona que vive una Experiencia Alvernia, vive una experiencia de Dios y en ella descubre a su Iglesia, y se descubre a sí misma como dentro de ella, en compañía de la comunidad. Cuando el alvernista pertenece a un determinado grupo, la Experiencia Alvernia le ayuda a regresar a su grupo o movimiento con mayor entusiasmo y madurez en la fe.
2.- Con la Experiencia Alvernia no se pretende aclarar a los candidatos todas sus dudas o problemas, ni tampoco se pretende llenar las inquietudes de fe que puedan tener; no es un curso de religión. La Experiencia Alvernia debe hacer jóvenes, matrimonios y familias inquietos en actitud de búsqueda, capaces de madurar en su fe. Los Alvernistas deberán buscar la manera de crecer y madurar en su propia formación doctrinal.
3.-La Experiencia Alvernia no pretende comprometer a las personas con alguna ideología, ni de derecha, ni de izquierda. La Experiencia Alvernia no es un curso de sociología o de psicología por dolorosa que sean las realidades que nos envuelven. La Experiencia Alvernia debe hacer jóvenes, matrimonios y familias que buscan su desinstalación, capaces de crear y de vivir actitudes y situaciones nuevas, dentro de su historia al servicio de los demás, con criterios evangélicos y creyendo fuertemente en la gracia del Espíritu Santo.
4.-La Experiencia Alvernia no es un curso de Biblia. Estando toda ella basada en la palabra de Dios, debe hacer alvernistas salidos de un profundo y fuerte encuentro con Dios y con su palabra, de modo que la palabra de Dios, la oración, el estudio y la acción apostólica sean el mejor medio de vivir y compartir con los demás la gracia del encuentro vivido.
5.-Tenemos que tener bien claro que la Experiencia Alvernia no es un curso de relaciones humanas, ni pretende motivar a los Alvernistas, como se hace en los cursos de mercadotecnia. No se trata de convencer a nadie de que sea "el vendedor más grande del mundo", la Experiencia Alvernia debe hacernos capaces de experimentar vivamente un encuentro serio con nosotros mismos, con los demás y con Dios.
Por todo lo anteriormente expuesto, hemos de afirmar que los Alvernistas, dirigentes y servidores, así como los asesores más que técnicos en la preparación y realización de las Experiencias Alvernia, lo que necesitan todos los involucrados en esto es ser hombres y mujeres de Dios.
Más que un movimiento, la Experiencia Alvernia, es una experiencia de encuentro con Dios y con la Iglesia.
La Experiencia Alvernia en sus dimensiones: juvenil, matrimonial y familiar han surgido como consecuencia de la praxis de la Pastoral. Primero con los jóvenes, luego, esto mismo nos llevó a los matrimonios y éstos a su vez a la familia como lugar de encuentro original que debe realizarse como "Iglesia Doméstica, santuario de vida y de amor a través del diálogo y comunicación de sentimientos, necesidades y aspiraciones", haciendo de las diferencias una relación complementada.
Asumiendo las enseñanzas del Evangelio de Jesucristo, de la Sagrada Tradición de la Iglesia, del Concilio Vaticano II, de los documentos pontificios y los emanados desde Medellín hasta Santo Domingo, la Experiencia Alvernia quiere ser un tiempo de gracia, un tiempo propicio en el cual a través de la experiencia de encuentro, de la reflexión, de oración y convivencia, el kerigma es anunciado, recibido y compartido en actitud fraterna.
Como ya se ha dicho anteriormente, la Experiencia Alvernia es un momento kerigmático inspirado en aquella experiencia vivida por San Francisco de Asís hace ya mas de 800 años, facilitado por los métodos franciscanos de evangelización e iluminado por el Espíritu de la Nueva Evangelización a que nos está llamando con tanta insistencia el Papa Juan Pablo II.
5. La mística y espiritualidad de la Experiencia Alvernia
Quien ha vivido una Experiencia Alvernia experimenta una nueva forma de relación. Sobre la base del dialogo profundo, es posible vivir la experiencia del diálogo con amor, ternura y comprensión a nivel juvenil, matrimonial y familiar: Se descubre que amigo significa amigo y hermano significa hermano.
Los jóvenes, los matrimonios sacramentados por el matrimonio y las familias, redescubren la forma de renovar y fortalecer sus relaciones y participación como jóvenes, como matrimonio y en familia. De aquí que la mística de la Experiencia Alvernia es esencialmente, una fraternidad franca y abierta al diálogo alegre.
Del encuentro con la palabra de Dios, proclamada y recibida de la vivencia litúrgica, de los sacramentos donde se celebra el gozo de nuestra fe, en esperanza y caridad, surge la espiritualidad de la Experiencia Alvernia, que es fundamentalmente una espiritualidad evangélica que se traduce en un testimonio comprometido y perseverante en la pluralidad y cotidianidad de nuestra vida.
Por tanto, la mística y espiritualidad de la Experiencia Alvernia, es por naturaleza, la misma de la iglesia, que se busca vivir y compartir profundamente. Y de esto, el instrumento indispensable es el diálogo que desata los nudos, disipa las suspicacias, abre las puertas, soluciona los conflictos, engrandece a la persona, es vínculo de unidad y madre de la fraternidad; juntamente con el diálogo está el valor de la escucha y el compartir de sentimientos, necesidades, y aspiraciones ante el Señor, delante y con los demás.
La consecuencia de esta vivencia es que, tanto el joven como los matrimonios y familias alvernistas se sienten llamados a colaborar apostólica y pastoralmente en sus comunidades parroquiales compartiendo y sirviendo, alegre y fraternalmente, aportando esta mística y espiritualidad.
6. La Metodología de la Experiencia Alvernia: Juvenil, Matrimonial y Familiar.
Fundamentalmente es una experiencia de trabajo en equipo. Los equipos deben estar integrados por matrimonios de al menos dos años de estar casados y hayan vivido la Experiencia Alvernia Matrimonial, de Jóvenes y Adolescentes, que hayan vivido su respectiva Experiencia Alvernia. Todos unidos por un mismo ideal: evangelizar, dando testimonio del encuentro en forma natural, como se intenta vivir en la vida cotidiana.
En los manuales tenemos no sólo la fundamentación y guía de la Experiencia Alvernia, sino también las directrices sobre la figura y misión de los dirigentes o coordinadores de la experiencia, sobre la planeación, los preparativos y la realización de la misma.
Juntamente con esto, están las indicaciones sobre los dirigentes de los pequeños grupos o fraternidades y demás auxiliares, que en conjunto, forman el equipo interno. De ser posible, el equipo debe vivir juntamente con los candidatos todo el fin de semana, a no ser que por alguna causa justificada alguno necesite salir del lugar por algún tiempo durante la realización del evento.
Ahora bien, más que un movimiento, la Experiencia Alvernia es una tarea que nos la impone el seguimiento de Jesucristo: es la evangelización que se ofrece a todo joven, matrimonio y familia, a fin de que una vez fortalecidos espiritualmente puedan regresar a los diversos grupos o movimientos de donde provengan y continúen su militancia en forma robustecida. O bien, los que así lo deseen se integren a la comunidad juvenil o familiar para continuar su crecimiento y formación y actuar en el equipo promotor de las Experiencias Alvernia, cuyo programa debe implementarse, además de los lineamientos que aquí se dan, con las orientaciones que se den en las Parroquias donde estén insertos y que en sustancia debe contemplar las tres etapas que se han mencionado a fin de lograr:
A.-LA ETAPA DE INVITACION A VIVIR LA EXPERIENCIA ALVERNIA MATRIMONIAL
Es un período en el que los candidatos son invitados a vivir la Experiencia Alvernia; deben ser preparados y acompañados con el objetivo de conocer sus realidades, necesidades y aspiraciones y obtener el perfil del candidato para ser promovido a vivir la Experiencia Alvernia.
Es importante no improvisar ésta promoción por ningún motivo, pues la experiencia nos ha enseñado que así no funciona. Es necesario un mínimo de tiempo para tratar a los candidatos y luego invitarlos a vivir la Experiencia Alvernia.
Este tiempo se deja a discreción del equipo promotor de la Experiencia Alvernia y del criterio de la Parroquia que autoriza su realización según su plan de Pastoral Juvenil y Familiar.
B.- LA ETAPA DE SEGUIMIENTO Y PROYECCION:
Luego de haber vivido la Experiencia Alvernia, el Alvernista que se integra a la Comunidad Matrimonial debe seguir un periodo de crecimiento donde complete su propia evangelización y catequesis. Durante este tiempo ha de conjugarse la oración, el estudio y la proyección apostólica, siempre al servicio de la parroquia o a disposición del sacerdote encargado de la Pastoral Juvenil y Familiar.
Es importante incluir en el seguimiento y formación de los alvernistas que hayan decidido integrarse a la Comunidad Matrimonial, además de la formación doctrinal impartida por los dirigentes encargados y de los sacerdotes, experiencias con los grupos de Alcohólicos Anónimos, Drogadictos Anónimos, Neuróticos Anónimos en actitud de aprender, así como salir a las calles a predicar a la gente, bien preparados en estudio y en oración.
C.-LA ETAPA DE TESTIMONIO DE CRISTIANDAD:
Después de tres años, los Alvernistas podrán integrarse plenamente en algunas de las pastorales de la parroquia o de alguna otra para continuar como colaboradores en el servicio del Señor. O bien, continuar como apoyo a las nuevas generaciones en la promoción y realización de la Experiencia Alvernia.
La temática sigue un enlace fundamental con el objetivo general de la Experiencia Alvernia, a través de la realización de los objetivos específicos que acompañan a cada charla, taller, dinámica y cuadros plásticos. De igual modo, las meditaciones y las celebraciones litúrgicas deberán contribuir a robustecer una vivencia renovada del ideal cristiano y de la oración que luego se convierte en testimonio a favor de la comunidad.
Existen dos volúmenes denominados: MANUAL DE LA EXPERIENCIA ALVENIA. Uno de ellos constituye el Manual Básico que contiene toda la fundamentación bíblica, teológica e inspiracional de la Experiencia Alvernia. Este debe ser la base para el uso del segundo volumen, que en realidad es la Guía para la realización de la Experiencia Alvernia.
Ambos volúmenes contienen todo el material de apoyo: ambos se complementan en su conjunto, teniendo referencia para su uso, las indicaciones del asesor sacerdote y las necesidades locales según cada lugar y caso. Sin embargo, es de desear que no se modifique la sustancia de su estructura.
Por lo que se refiere a la asesoría sacerdotal y laical en la planeación, preparación, realización de la Experiencia Alvernia y después de ella, es de vital importancia. La presencia del Sacerdote como Asesor y Director Espiritual es insustituible, pues el trabajo del asesor recae sobre el acompañamiento y orientación teológica, doctrinal y espiritual de parte de la Parroquia o de la Diócesis, durante todo el proceso de la Experiencia Alvernia y el seguimiento de los Alvernistas. El sacerdote nos merece todo respeto y veneración, con el que se ha de tener una cálida relación de diálogo y colaboración como equipo al servicio del Reino de Dios.
Básicamente, el Sacerdote es un guía y apoyo para todo el grupo o equipo, es el agente de la espiritualidad por excelencia durante y después de la Experiencia Alvernia; Es facilitador del paso de la Experiencia Alvernia a la inserción de los Alvernistas en la vida familiar y su proyección en la Parroquia. También, anuncia y denuncia las virtudes y las fallas del equipo y de la comunidad surgida de la experiencia.
7.- La preparación de dirigentes y coordinadores
La mejor manera de prepararse como dirigentes y coordinadores en el servicio tanto en la realización de los Pre-Alvernias como de la Experiencia Alvernia, es el estudio personal y comunitario (formación de la escuela), del material que ya se ha implementado. Esto es, el curso de Pastoreo, de Discernimiento y de Predicadores. Además, propongo el estudio del siguiente material antes de abordar el manejo de los manuales de la Experiencia Alvernia:
I.- Del Concilio Vaticano II: Juventud y Familia.
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Lumen Gentium.
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Apostolicam Actuositatem.
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acrosanctum Concilium.
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Dei Verbum.
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Gravissimus Educationis.
II.- Del Magisterio de la Iglesia:
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El Catecismo de la Iglesia Católica.
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Docs. Medellín, Puebla y Santo Domingo
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Evangelii Nuntiandi (Pablo VI).
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Catechesi Tradendae (Juan Pablo II).
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Christifidelis Laici (Juan Pablo II).
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Familiaris Consortio (Juan Pablo II).
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Las cartas del Papa Juan Pablo II a los jóvenes.
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La carta del Papa Juan Pablo II a las familias.
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La carta del Papa Juan Pablo II a los niños.
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Evangelium Vitae ( Juan Pablo II).
Otros...
III.- Para aterrizar:
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Estudiar lo que es la Diócesis y el papel de la Parroquia en la vida de los laicos
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Estudio del Plan Orgánico Pastoral de la Diócesis y de la Parroquia en lo referente a las Pastorales Juvenil y Familiar.
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Conocimiento de las otras pastorales: social, profética y litúrgica que de alguna forma sé interrelacionan con la Experiencia Alvernia.
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Estudio de la Guía de la Experiencia Alvernia.
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Estudio del Manual de Pre-Alvernia.
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Los Manuales de la Experiencia Alvernia Juvenil y Matrimonial.
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Estudio del Manual de la Experiencia Alvernia Familiar.
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Todo esto, se debe tener en cuenta para poder iniciar el proceso de preparación para la realización de una Experiencia Alvernia.
Por tanto, la Experiencia Alvernia no se improvisa en su planeación ni en su realización: debe ser el resultado de una cuidadosa preparación bien organizada y bien entendida.
Esto mismo vale con relación a la realización del Reencuentro o R. A. M. Es decir, después de un año de haber vivido la Experiencia Alvernia, los alvernistas pueden ser llamados a vivir el Retorno a la Alvernia o Reencuentro, que es un encuentro profundo, que también cuenta con su material específico de apoyo, tanto para el Pre-Reencuentro o Pre-Retorno, como para la realización propiamente del Retorno a la Alvernia o Reencuentro.
Quiera el Señor que esta obra sea conforme a su santa voluntad y el cumplimiento del mandato que Jesucristo nos ha dado, de ir a evangelizar a todas las gentes. Cada tres años, se pueden celebrar reuniones de dirigentes con el fin de revisar y actualizar, lo que según los asesores y dirigentes juveniles y familiares crean conveniente; además, para estar siempre actualizados en las directrices de nuestra Madre y Maestra: la Santa Iglesia.